Tuvieron a la gente pegada a la televisión en una “exclusiva” muy atractiva que los obligó a poner marcas de agua para que nadie se atreviera a robar las imágenes del rescate de Frida Sofía.
El milagro sería exclusividad del canal de las estrellas y cualquiera que quisiera particpar, tendía que pagar regalías.
Ahora que el cohete se cebó, que el milagrito no se consumó, el affaire Frida Sofía es más tóxico que los gases emitidos por las emanaciones de las líneas de gas rotas por el sismo.
Los de Marina dicen que nunca existió, los de Televisa dicen que ellos son unas blancas palomas que sólo informaban lo que los malvados marinos les decían. La presión mediática y de los líderes de opinión forzó a la misma institución a retractarse y decir que todo fue un error.
Y mientras eso ocurre los medios que habían sido excluidos de transmitir el milagro ahora señalan con dedo flamígero a los chacales que transformaron el caso Frida Sofía en un reality show y hasta los trolean con aquel capítulo de Los Simpsons en que Bart engaña a toda la población haciéndose pasar por un pequeño atrapado en un pozo.
Sin lugar a dudas hay algo muy turbio en todo el asunto:
Durante la transmisión aseveraron que hablaron con una niña, que esta se llamaba Frida Sofía, que había tomado agua, que estaba muy cansada…
Si eso no ocurrió ¿de dónde salió la información?
¿Quién se molestó en “inventar” todo ese relato que muy poco tiempo se vino abajo como los edificios de la Colonia del Valle?
Decía mi abuelita “piensa mal y acertarás” y eso es precisamente a lo que orillan autoridades y medios en el caso Frida Sofía.
Ante el enorme golpe del sismo algo que le hacía falta al gobierno era un milagro, algo similar a lo que ocurrió en el 85 cuando sacaron a los recién nacidos de las ruinas del Hospital General. Un hecho con mucha emotividad que ayudara a sacar del hoyo emocional a los mexicanos.
¿Qué tal el rescate milagroso de una niña entre las ruinas de una escuela?
La cosa es que para eso apuntaban los hechos durante el miércoles; la televisora mantenía un súper en el que se leía “A punto de rescatar a Frida Sofía” mientras los reporteros-locutores esperaban ansiosos haciendo crónica con voces quebradas.
De repente… nada.
No hay Frida Sofía, no existe y no sabemos de dónde diablos salió todo. Se echan la bolita los unos a los otros y no es culpa de nadie (como de costumbre).
Regresando al sabio dicho de la abuelita: todo parece indicar que el gobierno había armado un hermoso milagro para animarnos en estas épocas de crisis (con ayuda de la mayor televisora del país) y de repente… algo salió mal. Muy mal.
Me dan escalofríos de sólo pensarlo.